martes, 23 de enero de 2018

El arte de amargarse la vida




“EL ARTE DE AMARGARSE LA VIDA”

Paul Watzlawick

Paul Watzlawick en "El arte de amargarse la vida", a través de historietas, cuentos, ejemplos literarios y refranes, nos ofrece la oportunidad de reconocer nuestro estilo personal frente a determinadas situaciones. Es un libro de lectura sencilla y compleja a la vez, puede ser leído como un relato de historietas o proporcionar una oportunidad espléndida para reflexionar sobre los procedimientos por los que una persona va construyéndose una vida desdichada. Su lenguaje sencillo provoca a veces la risa y en otras ocasiones nos confronta con los modos en que estamos contribuyendo a nuestra propia infelicidad. De forma amena y comprensible, trata ciertos procesos y mecanismos por los que las personas podemos llegar a convertir lo cotidiano en insoportable y lo trivial en desmesurado. Watzlawick, conocedor de la naturaleza paradójica del ser humano, renuncia a ofrecer buenos consejos para alcanzar la felicidad, por el contrario señala las maneras en que podríamos perseguir la vida desgraciada, quizá con la secreta complicidad de que el lector se rebelará y le desobedecerá. Amargarse la vida es muy fácil. Pero desarrollar el arte de amargarse la vida de manera sistemática y consistente demanda cierto aprendizaje, muchas veces inconsciente y, lo más, de manera consciente. Nos basta tener alguna experiencia personal con un par de contratiempos para amargarnos la vida.

El autor  nos dice que hay dos formas de llevar una vida amargada: la primera es dejándose arrastrar por las circunstancias de la vida y el otro es hacerlo completamente a propósito. Y este es el objetivo de este manual: "presentar una introducción metódica, fundamental y los mecanismos más útiles y seguros de la vida amargada." En principio, todos queremos ser muy felices. El autor nos invita a descubrir las causas por las cuales hacemos de los sucesos ordinarios y frecuentes de la vida enormes montañas repletas de angustia: “Sé fiel a ti mismo”, es decir, la convicción de que no hay más que una sola opinión correcta, la propia. “No tardarás en descubrir que el mundo va de mal en peor”, porque el hecho mismo de que te sugieran algo será motivo de rechazo. “Ver el pasado con un filtro” propiciará que el aspirante a la vida amarga sólo contemple la juventud perdida, edad de oro que se fue para no volver. La trama de fondo se basa en la explicación de los juicios que usualmente efectuamos acerca de la conveniencia o disconveniencia de los eventos que ocurren a nuestro alrededor. Anima a ser creadores de nuestra propia felicidad y dejar de construir la desdicha.
Todos podemos llegar a necesitarlo, porque como el mismo autor dice “muchos días buenos no hay quién lo soporte”. Es un libro que hay que leerlo con el hemisferio derecho, es decir, descifrando las entre líneas de las páginas maliciosas. Aquí recojo alguna frase que me ha parecido extraordinaria: Refiriéndose al porqué del manual: “Nuestro mundo en peligro de anegarse en la inundación de recetas para ser feliz no puede esperar más tiempo a que le echemos un cable de salvación...” “Llevar una vida amargada lo puede cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende, no basta sólo con tener alguna experiencia personal con un par de contratiempos...”

El arte de amargarse la vida, te pone ante el espejo y te obliga a mirarte en profundidad, aunque en una clave de humor. Te deja ver lo ridículo y exagerado de algunas quejas y me hizo reír al pensar en situaciones en las que te ves amargándote la vida con todas tus fuerzas, sin motivos auténticos que lo justifiquen. Te muestra como un insignificante granito de arena se convierte en una amarga y pesada losa que te impide ser objetivo y cierra todas las salidas al entendimiento y a la comprensión. Es la mejor manera de sentirse desgraciado, incomprendido, despreciado e infeliz hasta más no poder… tarea en la que casi todos perdemos mucho más tiempo del necesario.Si quiero amargarme la vida, ahí está cuanto necesito saber. Y si lo que quiero es vivir una vida razonablemente feliz, sólo tengo que hacer lo contrario.

Algo que me pareció muy interesante fueron los modos y mandatos con los que podemos producir los momentos de insatisfacción en nuestra vida:
·         Convéncete de que sólo hay una opinión correcta, la tuya, y comprueba que todo el mundo va de mal en peor.
·         Aférrate al pasado de manera que no tengas tiempo de ocuparte del presente.
·         Convéncete de ser pura víctima de las circunstancias. Lo que te haya podido causar dios, el mundo, el destino, la naturaleza, los cromosomas y las hormonas, la sociedad, los padres, los parientes y sobre todo los amigos es tan grave que sólo insinuar que pudieras poner algún remedio a la situación ya sería una ofensa.
·         Asegúrate de que por mucho que cambien las circunstancias conviene seguir prefiriendo las soluciones que fueron suficientes y eficaces.
·         Rechaza o elude una situación peligrosa aunque te intenten hacer ver que el peligro ya ha desaparecido.
·         Haz un pronóstico o déjate profetizar un hecho que temes, considéralo después con consistencia propia e independiente de ti, así podrás llegar a donde precisamente no querías.
·         En las relaciones interpersonales es recomendable leer los pensamientos del otro y actuar en consecuencia. Si puedes acompáñalo con unos pocos reproches hacia el otro que tengan un gran tinte de violencia y ambigüedad. -Exige al otro que haga algo espontáneamente.
Para concluir creo importante citar un párrafo  del epílogo del libro y que refleja el mensaje de la obra:
"La regla fundamental que dice que el juego no es ningún juego, sino algo tremendamente serio, hace que la vida sea un juego sin fin que sólo la muerte acaba. La única regla que podría poner fin a este juego, no es ni siquiera una regla de este juego, tiene varios nombres y en el fondo significan lo mismo: honradez, confianza, tolerancia. Si lo creyéramos también sabríamos que no sólo somos los creadores de nuestra desdicha sino que del mismo modo podríamos crear nuestra felicidad".


Watzlawick Paul,  "El arte de amargarse la vida". Barcelona, Herder, 1989.

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